La compañía de capital alemán Corestate tira la toalla en Valencia. El grupo inmobiliario ha estallado contra el Ayuntamiento de València tras estar cinco años esperando para obtener la licencia para construir un hotel dirigido a estudiantes en la ciudad. La compañía presentó la solicitud para obtener luz verde para su proyecto en 2018 y el consistorio liderado por Joan Ribó, del partido Compromís, aun no le ha otorgado el permiso municipal para poder llevarlo a cabo.
Corestate considera esta situación «una ineficacia administrativa absoluta» que les está reportando pérdidas millonarias. De no resolverse pronto esta situación, la firma emprenderá acciones legales contra el consistorio valenciano, tal y como ha adelantado ValenciaPlaza.
«Esta parálisis no la hemos encontrado en ninguna otra ciudad. Es algo inaudito para nosotros», asegura el director de Corestate en España, Christopher Hütwohl, quien subraya que el hartazgo y la desesperación es tan grande que la compañía descarta volver a València en un futuro. «Es nuestro primer y último proyecto en la ciudad y no la recomiendo a ninguno de mis contactos», asegura.
Pero esta es una historia que no solo afecta a Corestate. Tanto es así que se ha creado la Asociación de Afectados por los Retrasos de Licencias del Ayuntamiento de València (Aflival) y son varios los empresarios que llevan años denunciando el embudo y cómo el retraso de la tramitación está ahuyentando la inversión. No obstante, con esta problemática tendrá que lidiar el nuevo gobierno municipal encabezado por María José Catalá, del PP, tras ganar las elecciones.
Fue en 2018 cuando presentaron la solicitud para la licencia de actividades de la que iba a ser su primera inversión en el ‘cap i casal’: un hotel universitario de más de 280 plazas en la Avenida de Tarongers. La operación rondaba entonces los 25 millones de euros. Asimismo, se inició un proceso paralelo a la solicitud de la licencia para la compra de unas pastillas municipales anexas que completaban el proyecto.
Si bien la tramitación comenzó a un ritmo razonable, en unos meses después el solar se incluyó en el Plan Especial del Cabanyal, por lo que el proceso se suspendió. La empresa alegó en varias ocasiones ya que se suspendió la licencia. Finalmente presentó un recurso, que fue admitido, pero que provocó un retraso de 15 meses.
El consistorio reconoció el error y reactivó la tramitación del expediente en septiembre de 2020, pero esos meses en ‘stand by’ ya habían provocado un perjuicio económico que estiman en más de cinco millones de euros de pérdidas. Pero, además, la empresa advierte de que con la subida de los costes de la construcción y la falta de suministro, el proyecto en estos momentos se ha encarecido un 60%.
Corestate va a usar un último cartucho: presentará en los próximos días una solicitud formal al Ayuntamiento de València para intentar agilizar los plazos. De no conseguir en los próximos meses el permiso, acudirá a los tribunales. «