A pocos días de que el Banco Central Europeo (BCE) decida la evolución de su política monetaria, Bruselas ha publicado sus previsiones económicas de verano, que apuntan a una ralentización de la inflación en la eurozona, pero también a una pérdida de ingresos, a pesar de que el empleo se mantendrá «robusto». También revelan que el enfriamiento de la demanda de créditos vivienda repercutirá en los precios de la vivienda, pronosticando una «ligera caída». A pesar del incierto contexto actual, la economía de la Eurozona seguirá creciendo (aunque sólo ligeramente).
«La política monetaria está funcionando según lo previsto, como demuestra la continua y marcada desaceleración en la concesión de créditos al sector privado», señala el Ejecutivo comunitario en el documento publicado el pasado lunes 11 de septiembre. Esta contracción de la demanda también se ha dejado sentir en el crédito a la vivienda a nivel europeo, lo que debería reflejarse en los precios.
«Se espera que los precios de la vivienda en la Unión Europea caigan ligeramente en términos nominales este año, con variaciones persistentes entre países», dice la Comisión Europea. La única razón por la que los precios de la vivienda no caerán más es porque hay una oferta limitada de viviendas en la mayoría de los países de la UE, debido a la caída de la nueva construcción en los últimos meses (que se espera que continúe). Esta previsión de Bruselas se ve reforzada por las predicciones de una nueva caída (aunque más leve que las anteriores) de la demanda de crédito de hogares y empresas en el tercer trimestre.
Al fin y al cabo, aunque la CE considera que el empleo en la eurozona sigue siendo «robusto», admite que el endurecimiento de la política monetaria podría deteriorar los ingresos de familias y empresas, restringiendo aún más la demanda interna. «La debilidad de la demanda interna, en particular del consumo, muestra que los elevados y todavía crecientes precios al consumo de la mayoría de los bienes y servicios están teniendo un impacto más fuerte de lo esperado en las previsiones de primavera», explican en el documento.
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La inflación se ralentiza y la economía de la eurozona crece poco
Aun así, en lo que respecta a la inflación, Bruselas prevé una inflación del 5,6% este año y del 2,9% en 2024 en la eurozona, revisando así a la baja sus anteriores previsiones. Las medidas adoptadas, como la subida de los tipos de interés, podrían «conducir a una caída de la inflación más rápida de lo previsto, lo que aceleraría la recuperación de la renta real», señala.
Pero nada es seguro en el futuro, advierte la CE. «La evolución de la inflación podría sorprender tanto a la baja como al alza», ya que el debilitamiento de la demanda interna podría llevar a que fuera «menos persistente de lo esperado», pero también podría forzar subidas salariales, lo que requeriría «una reacción más enérgica de la política monetaria, con repercusiones negativas sobre el crecimiento», explica.
A pesar de este incierto contexto económico, la economía de la eurozona sigue creciendo, aunque a un ritmo lento. Según las previsiones de verano de la CE, la economía de la Eurozona crecerá un 0,8% en 2023 y un 1,3% en 2024. Y la de la Unión Europea crecerá un 0,8% en 2023 y un 1,4% en 2024, por debajo de las previsiones de primavera.
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