Banco Sabadell está comercializando uno de los préstamos para la compra de vivienda más competitivos del momento: no solo por su tipo de interés, sino porque va destinado a primeras y segundas residencias.
En concreto, la hipoteca variable de Sabadell establece un tipo de interés del 1,55% durante el primer año, aunque a partir de entonces se convierte en euríbor + 0,75% (4,75% TAE), siempre que el cliente se aplique las máximas bonificaciones; es decir, si domicilia la nómina y la contrata tres seguros: el de hogar, el de vida y el de protección de pagos, que cubre el pago de las cuotas mensuales si el titular se queda en paro.
En el caso de no cumplir ninguno de esos requisitos, el tipo de interés asciende en un punto. Así, escala al 2,55% durante los 12 primeros meses y a euríbor + 1,75% a partir de entonces (5,52% TAE). En ambas opciones, la entidad catalana establece un periodo de revisión del tipo de interés cada seis meses.
Una de las principales ventajas que ofrece este préstamo es que va dirigido tanto a la compra de viviendas habituales como de segundas residencias, aunque establece diferentes límites de financiación. En el caso de una primera residencia, el banco está dispuesto a prestar hasta el 80% del menor de estos dos importes: el valor de tasación del inmueble o su precio de compra. Para una segunda residencia, el máximo es el 70%.
En cuanto a las comisiones, solo aplica penalización por amortización anticipada, ya sea parcial o total, si el pago se produce durante los primeros tres años de vida de la hipoteca, con un máximo del 0,25% del importe desembolsado con antelación.
Otra característica destacada de este préstamo es que también está disponible para los no residentes; es decir, tanto para los españoles que viven fuera del país como para los extranjeros que quieren comprar una vivienda en España. Unos perfiles de clientes en los que la entidad está especializada.
Por último, Sabadell ofrece un plazo de contratación de hasta 30 años, con la condición de que los prestatarios no tengan más de 75 años al terminar de pagarlo, y que la cuota de la hipoteca no supere el 40% de sus ingresos mensuales totales.