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El sector inmobiliario y su revolución industrial

Por en Noticias inmobiliarias con 0 Comments

¿Cuántos años llevamos hablando de digitalizar e industrializar el sector inmobiliario? no solo para profundizar en sostenibilidad, economía circular y experiencia al cliente final, sino para mejorar productividad, márgenes y rendimiento.

Conozco ascetas desde hace décadas que año tras año y últimamente de forma acelerada están viendo cumplir sus premoniciones, hasta el que escribe, que cuando presenté hace años un trabajo para implementar la metodología colaborativa en todos los departamentos de una promotora inmobiliaria, los presentes me miraron atónitos de igual forma que mira un conejo en medio de una carretera a los faros de un coche.

Porque esto no es una moda, es un hecho, pues de lo que hablamos es de poner en práctica lo que las tecnologías nos brindan para optimizar nuestros procesos de trabajo en búsqueda del máximo ahorro de costes y productividad. Pasar de lo artesanal a lo industrial. No es tarea fácil, lo sé, pero sí es ya una realidad en determinadas empresas que siempre han creído y en otras que les han obligado a creer. Pero ¿estamos preparados para industrializar el sector?

Voluntad hay, pues acabo de leer una encuesta donde el 89% de los profesionales inmobiliarios consideran que la tecnología es crucial para el futuro del sector, pero me hubiera gustado profundizar y preguntarles su voluntad de aplicarla en su día a día. Maldita resistencia al cambio.

¿Y si bajamos un escalón y bajamos al barro? Bueno, pues si tenemos en cuenta que el 86% del sector está formado por pymes, micropymes y autónomos, el proceso que nos queda por hacer es inmenso, pues hasta que no rompamos esa barrera, no estaremos en la verdadera revolución industrial del inmobiliario. También hay que decirlo, la apuesta en licitaciones públicas respecto al tema está haciendo cambiar la perspectiva y la urgencia.

Porque lo que viene es imparable, ya estamos en ello, siempre teniendo en cuenta el primer precepto de todo esto; sin una digitalización masiva de todos los agentes intervinientes en el proceso, no será posible una industrialización efectiva.

Para que esto ocurra, necesitamos fábricas con una producción en cadena rentable, comprensión y formación específica de quienes hacen arquitectura para que esta sea repetible para un proyecto o para numerosos proyectos. Aplicar metodologías colaborativas, utilización de realidad aumentada y virtual en tablet o móvil que optimice el tiempo de quien controla y monitoriza una obra y, por supuesto, una apuesta en formación profesional para la tremenda demanda de trabajo que viene. Por ejemplo, olvídense de replantear con “bota e hilo”, se hará con un robot que necesitará un solo trabajador que sepa programarlo y mantenerlo reduciendo un 92% el tiempo y su coste y además con precisión milimétrica evitando errores, como ya hace una gran empresa constructora en sus obras.

Las ventajas son indudables y lo mejor no es lo que viene, es lo que ya existe, ahora solo nos queda que ese 86% del sector lo acepte como propio, al igual que lo aceptaron los manufactureros ingleses en la segunda mitad del siglo XVIII o el sector de la automoción mundial con las técnicas de gestión de Sakichi Toyoda. Necesitamos asimilarlo, por supuesto, y para ello les recomiendo un libro que leí hace dos décadas y que me marcó profundamente: “La Meta. Un proceso de mejora continua” de Eliyauh M. Goldratt, les aseguro que cambiará su perspectiva.

La industrialización no viene, está aquí y quien no lo acepte lamentablemente se quedará en la carretera cual conejo. Así que ya saben, como decía aquel ratón, pero traducido a lo nuestro, no olviden superdigitalizarse y superindustrializarse, pues ese es el camino.