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Reino Unido rechaza el QE, un estímulo económico por sus efectos negativos en la vivienda

Por en Noticias inmobiliarias con 0 Comments

La expansión cuantitativa (EC), la normativa utilizada por el G7 basada en la creación de moneda y su puesta en circulación por los bancos centrales, que buscaba estimular la economía tras la crisis económica y la pandemia mediante la compra de deuda pública, está perdiendo adeptos en Gran Bretaña. Se le culpa de avivar el peor brote de inflación en el país en cuatro décadas, lo que ha afectado de lleno en la economía de las familias y en el mercado residencial. 

En este sentido, tanto políticos como economistas y el antiguo gobernador del Banco de Inglaterra, han señalado que la medida supone un importante coste para los contribuyentes, algo que hace difícil que el banco central británico vuelva a aprovechar la herramienta.

No en vano, parece que el programa no ha hecho más que avivar una elevada inflación, la por en cuatro décadas, que está empeorando la desigualdad en la sociedad británica, lo que ha obligado al Tesoro a hacerse cargo de las pérdidas mientras las finanzas públicas mantienen una importante presión.

La herramienta se basa en la compra de deuda pública

La herramienta EC tenía como objetivo estimular la economía mediante la compra de activos de deuda pública por parte de los bancos centrales. La idea es que al adquirir estos activos suba su demanda, lo que incrementa su precio y baja su rentabilidad. Además, esta subida de precios hace más atractivas las acciones o la deuda de empresas.

En un mundo en el que la inflación no para de aumentar, los economistas han solicitado que se controlen estas herramientas en un futuro en el que se espera la vuelta de medidas más habituales por parte de los bancos centrales. Por el momento, el Banco de Inglaterra ha iniciado un segundo año de ventas de activos del programa. Por ello, a partir de este mes se deshará de unos 100.000 millones de libras (115.000 millones de euros), frente a los 80.000 millones (92.100 millones de euros) del periodo anterior.

Los bancos centrales adoptaron la herramienta experimental para intentar relanzar los mercados a partir de la compra de bonos tras dejar los tipos de interés casi al 0%. El primero en usarla fue el Banco de Japón en 2001, al que siguieron la Reserva Federal estadounidense durante la crisis de 2008 y el Banco Central Europeo en 2009. Ahora, la mayoría de estos bancos está revirtiendo dicho proceso, con el Banco de Inglaterra como el más agresivo en este aspecto.

El BCE considera que los efectos secundarios son limitados

A pesar de ello, el BCE ha señalado el limitado impacto de la medida en el incremento de los costes de financiación, ya que recuerdan que un crecimiento rápido del dinero puede llevar a una excesiva inflación. En este contexto, el Banco de Inglaterra ha afirmado que está dispuesto a intervenir en los mercados a gran escala en el caso de ser necesario, algo que ya hizo hace un año.

De esta forma, el debate con respecto a la herramienta puede convertirse en prioritario pronto. Además, el mantenimiento de los tipos en un elevado 5,25% hace que muchos expertos crean que la economía británica  podría entrar en recesión antes de revertir la tendencia. Por ello, es probable que el escepticismo de los británicos con respecto a la herramienta aumente si la lucha del Banco de Inglaterra contra la recesión no logra el efecto deseado pronto.